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EL ODIO Y LA ENVIDIA POLITICA FACTORES NEGATIVOS PARA CONSEGUIR LA LIBERTAD Y LA DEMOCRACIA

EL ODIO Y LA ENVIDIA POLITICA, ASIGNATURAS PENDIENTES QUE DEBEMOS SUPERAR SI QUEREMOS LIBERAR Y DEMOCRATIZAR CON EXCELENCIA  NUESTRA NACION, GUINEA ECUATORIAL.


Según el diccionario, el odio es un sentimiento violento de repulsión hacia alguien, acompañado del deseo de causarle o que le ocurra algún daño, es una repugnancia violenta hacia algo. Esta conducta es absolutamente peligrosa para aquellos que ejercen la política, máxime los que aspiran ser demócratas, salvo si somos hipócritas y hacemos la política para ser más tiranos.


En las dinámicas de grupos políticos de la oposición existe la necesidad de aprender a vivir la integración en la diversidad, la tolerancia con la discrepancia, apostar por el consenso y la comunicación asertiva ante el conflicto o ante la defensa de nuestros posicionamientos políticos o ideológicos.


Debemos ser concientes que en todo proceso hay que aprender a perder, ceder, ganar, retirarse, hacer tregua, volver a empezar etc. La diferencia la establece las actitudes emocionales que adoptamos frente al conflicto. Si nuestro sistema de creencia nos lleva a través del pensamiento a reacciones emocionales negativas tales como: enojo, frustración, celos, envidia, odio o resentimiento, etc., el duelo político será más doloroso, más patológico, o nunca superable.


Con el odio político perdemos elementos validos con cualidades innatas que podían haber sido útiles para nuestra ardua lucha, solo por que nuestra visión y entendimiento, así como nuestro deber de hacer justicia, están cegados por el odio como dogma política, hecho que nos han llevado, llevan y seguirán llevándonos a adoptar decisiones políticas equivocadas en contra del noble objetivo de nuestra lucha política, que es conseguir la libertad de nuestra nación.


El odio político, envenena la cultura política de la verdadera democracia con la aplicación de conceptos peligrosos en política como: tribalismo, regionalismo, familiaridad, clientelismo, falsas acusaciones y corrupción política.     


El odio y la envidia política, siguen siendo cada vez más peligrosos por que se van construyendo, se acumulan y van poniendo mosaicos de resentimiento, que en ocasiones son como consecuencia de las experiencias vividas, (maltratos), acompañado progresivamente de hostilidad hacia ese o hacia los causantes de este daño. El que odia, almacena, silencia, esconde, acumula y tiende a anidar la envidia, el resquemor, cuece la traición, planifican la venganza y envenena el ambiente político creando crispación innecesaria.


El que odia no entiende de felicidad, no resiste al bienestar ni al crecimiento político de los demás. Y si a todo eso (odio y resentimiento) se le junta la envidia, entonces, la habilidad política es deficiente, debido a que secuestra las neuronas, bloquea los pensamientos, inflexibiliza las actitudes, empobrece la racionalidad y, no ve las consecuencias.


El odio es más fuerte que el amor, no en la intensidad, sino en la capacidad del daño, de la destrucción y de la maledicencia.


El odio y la envidia política son armas de destrucción masiva que utilizan las dictaduras irracionales, nuestro país constituye un claro ejemplo, donde los dos regimenes irracionales que lo han dirigido, por su doctrina de odio y envidia política, han llevado a la muerte a miles de políticos y cuadros intelectuales pertenecientes a todos los pueblos que conforman nuestro país, quienes de seguir en vida, quizás nuestra nación no hubiera llegado donde se encuentra hoy en la postración o en la penumbra, el odio y la envidia política, llevó a la cárcel y al exilio a otros grupos, el odio y la envidia política, desobedecen los postulados de la declaración universal de los Derechos Humanos así como la de los derechos políticos.    


En este análisis no puedo dejar de relucir el concepto de la envidia que va a la par con el odio. La envidia: se define como la sensación de admiración o deseo por tener algo que otro posee, y el rencor o resentimiento al ver el éxito del otro; la envidia es un sentimiento distinto a los celos. La envidia se relaciona con el deseo de desposeer al otro de lo que es o tiene. Por eso el que padece de envidia política, es incapaz de dar un juicio político justo a su adversario aun que las ideas de su contrario pueden contribuir o ayudar a salvar una situación política del país.


La envidia política es la incomodidad o insatisfacción derivada del éxito de unos hacia otros; el olvido de la trayectoria propia ante la obsesión por el desempeño de figuras públicas (liderazgo) a las que se quiere emular; el resentimiento que causa el hecho de que alguien ostente el cargo al que uno aspira o que tuvo, o simplemente por las ganas de querer ocupar el puesto que otro tiene y gozar de sus prerrogativas: se envidia así al líder, al dirigente, al candidato, al gobernante o al legislador, al ideólogo, o a todos ellos.


Cuando en la actividad política (oposición o partido en el poder) hay ambiente de envidia, se vuelve insoportable trans constatar el triunfo político de otras personas o el recuento de sus logros y realizaciones, lo que causa en muchos  casos, un sentimiento de frustración en el que el actor político deja de preocuparse por mejorar sus capacidades o desempeño y, dedica buena parte de su actividad a hablar y actuar para que al envidiado le vaya mal o lo peor posible.


La vocación política se tuerce en este sentido a volverse crítica interminable, amargura y frustración que, en algunas ocasiones, tiene un alivio momentáneo cuando los envidiados caen en desgracia: tratando así de un enfermizo placer de ver correr la sangre de un odiado - adversario para luego voltear  la mirada y encontrar a un nuevo personaje a quien odiar.


Los sentimientos de envidia son tal vez inexplicables en la actividad política. La envidia es un condicionante peligroso para el ejercicio de la democracia. La envidia juega un papel peligroso en procesos regulares de elección para la renovación de dirigentes políticos, gobiernos o legislaturas, la contienda político-electoral o qué partido es más fuerte que el otro o quien es mas líder con respecto a los demás, etc.; una batalla que libran permanentemente los partidos y los lideres políticos, que a veces suponen  derrotas y fracasos que alimentan envidias y resentimientos. Basta dar seguimiento a la estela de la información (artículos, reflexiones, comentarios en los foros sociales…) para  constatar un sin número de declaraciones, descalificaciones, decisiones y acciones de los políticos activos y los llamados políticos pasivos o simplemente críticos realizados desde una lógica egoísta y envidiosa; no para construir sino para destruir o al menos desprestigiar, etc.


Donde hay envidia o resentimientos políticos es difícil que se lleguen a cuerdo mediante la concertación y el consenso.


Pero lo que no sabemos o de lo que no nos hemos dado cuenta es el hecho de que, la fuerza de mi envidia a su persona es la rapidez de su progreso o viceversa; el silencio de un envidioso está lleno de ruidos, la envidia es mil veces más peligrosa que el hambre, la envidia es una declaración de inferioridad, de incapacidad, etc.


En el seno de la oposición guineo ecuatoriana, debemos hacer esfuerzos para limpiar el odio y la envidia política. Esta espiral de odio y su consecuente violencia en los medios de comunicación y redes sociales entre los mismos luchadores por la libertad y contra la tiranía, es un aspecto muy negativo y debilita nuestra lucha política, por tanto debe ser eliminado. Los medios de comunicación de la verdadera oposición no deben seguir siendo el canal para fomentar o atizar el odio entre nosotros mismo con el propósito de abortar el proyecto de lucha por la libertad y el cambio que todos hemos abrazado.       


Para no volver a incurrir en los errores del pasado, la mejor cultura política por la liberal que nosotros los demócratas guineo ecuatorianos debemos abrazar e inculcar a nuestra juventud es el aprendizaje y la valoración de los conceptos democráticos de la libertad, la fraternidad, la igualdad política y jurídica, el Estado de Derecho, el dialogo, la tolerancia, el consenso y la aceptación de la discrepancia.


El odioso y envidia política no entienden estos conceptos, reprochan la justicia o la manipula para satisfacer su ego, cambia el concepto de adversario político a enemigo político, utiliza la imputación y la calumnia como arma de trabajo o dogma política, lanza criticas furibundas a toda idea que proceda de un adversario aunque sea positiva, no me refiero a la dictadura irracional, en definitiva, estamos ante un gran problema que exige una urgente solución, tras ser identificado.


Los que desde hace años están sumidos en rabia por odiarme y los que lo cultivan en nuestro escenario político de la oposición solo les digo; bien vale el alivio de ese sentimiento en las palabras de Mahatma Gandhi: “El odio nunca es vencido por el odio, sino por el amor”, un verdadero amor político. Este es el amor que ofrezco a mis compañeros de lucha. Queridos compatriotas, vamos a vencer esta lacra de odio y envidia política, cambiando nuestra forma de actuar: abrazando el dialogo, la concertación, el consenso; aceptando la tolerancia para que el ejercicio de la discrepancia constructiva (debates politicos para el concurso de las ideas) sea nuestra conducta política como buenos demócratas.


Las personas que cuentan con inteligencia social y espiritual asumen la luz larga; dejan fluir las aguas, limpian sus heridas, perdonan, ceden para avanzar, y adoptan actitudes emocionales positivas para trascender entre otras: alegría, amor, compasión, altruismo, empatía, perdón, reciprocidad y felicidad. Este es el amor político que admito y la pasión que tengo para mi país, Guinea Ecuatorial.


Aceptémonos con determinación sin odio ni envidia política que nuestro país, puede ser gobernado por cualquier ciudadano guineo ecuatoriano, sea de la región, grupo étnico, profesión, sexo, partido político, etc., que fuere, siempre y cuando que muestre su cabal compromiso de cumplir y respetar los postulados de la libertad, la democracia, el Estado de Derecho, el respeto de los Derechos Humanas, el dialogo, el consenso, y, sobre todo, reconocer sin trampas que la soberanía pertenece a nuestros pueblos.


Espero que esta mi humilde reflexión sirva como aporte en nuestra incipiente cultura política y no un combustible que atice más el fuego de las estériles discusiones de regionalistas y no regionalistas, federalismo, de separatismo o no, de las ideologis de izquierda o de derechas, etc., sino buscar los puntos que nos unen y apartar los que nos separan, impedir que el odio y la envidia política constituyan la victoria de la intolerancia y de la incapacidad de dialogo, solo así podremos liberar a nuestra nación y democratizarla con excelencia.


 


Un saludo cordial,


Gabriel Nsé Obiang Obono


Líder Nacional de la C.I. de Guinea Ecuatorial y


Coordinador General del FRECOM.




por abamodjo, Martes, 13 Agosto 2013 21:44, Comentarios(0)
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