UN ‘HOOLIGAN’ LLAMADO TEODORO OBIANG NGUEMA MBASOGO.
"SI ESTO ES DEPORTIVO Y NO POLITICO, QUE EL MARQUEZ VICENTE DEL BOSQUE Y SUS JUGADORES, NO ACUDAN A SALUDARLE, ÉL QUIERE LA FOTO."
El presidente más longevo de África usa el futbol como escaparate internacional de un régimen cleptómano blindado por sus enormes reservas de petróleo.
09/11/2013
A los dictadores africanos les encanta el fútbol. El ugandés Idi Amin, el autodenominado ultimo rey de Escocia, era hincha del antiguo Hayes de Londres. Robert Mugabe, eterno tirano de Zimbabue, se confiesa mourinhista y del Chelsea. Eduardo Dos Santos, 33 años al frente de Angola, tiene al Real Madrid en el corazón.
En esta lista de la infamia no podría faltar el sátrapa más longevo de África, Teodoro Obiang, el autógrata de Guinea Ecuatorial, ex colonia española y próxima anfitriona de la selección. Consumado experto en pucherazos electorales, lleva 34 años al timón de un país que ha cambiado de constitución en cinco ocasiones para acumular más poder en su persona y en su familia.
Su afición por pisotear los Derechos Humanos nunca han sido un problema para que gobiernos como el de Zapatero en España, el de Sarkozy en Francia o el de Obama en EEUU firmen acuerdos que apuntalan su régimen de terror. ¿La razón? Guinea Ecuatorial chapotea sobre unas enormes reservas de petróleo de las que se obtienen 322.700 barriles al día, un goloso pastel por el que muchos líderes mundiales son capaces de rebajar sus estándares democráticos.
Ahora es el gobierno de Rajoy el que usa la diplomacia del fútbol para volver a poner en el mapa a Obiang, al que le encanta el deporte como máquina de propaganda. Por eso organizó el año pasado la Copa Africana de Naciones junto a Gabón y por eso invita ahora a la selección española.
No hay escaparate propagandístico mejor que un flamante estadio como el de Malabo, aunque la roja de África sea un rival menor comparado con Camerún, Sudáfrica o Egipto. En lo que sí es campeón el régimen de Obiang es en la censura de medios de comunicación, en encarcelar opositores y en la cleptomanía: su población sobrevive con dos dólares al día, pero él acumula una fortuna de 468 millones de dólares, más que la reina de Inglaterra.
Como sucede en otros países africanos ricos en petróleo, como Nigeria o Angola, la aristocracia de Guinea se ha vuelto adicta al champán y a los lamborghinis. Y en los barrios pobres de Malabo, que son todos menos uno, pueden faltar muchas cosas, menos una televisión con fútbol.
LA ROJA PREPARARÁ EL MUNDIAL ANTE UN PARIA FUTBOLERO COMO GUINEA ECUATORIAL, DICE EL DIARIOCRITOCO.
ESTE HOMBRE SE HA METIDO EN EL CHAPAPOTE DEL DICTADOR DE GUINEA ECUATORIAL, ¡OJO QUE HAY MAS GENTE DE TRAS DE MAFIA MONTADA!
Inasequible al desaliento. O una detrás de otra. Así es Agustín María Villar. ¿Saben a qué potencia futbolera planetaria ha buscado para uno de los dos próximos amistosos de La Roja preparatorios del Mundial, donde defenderá el título? ¿Brasil, quizás? ¿Argentina? ¿Alemania? ¿Uruguay? ¿Inglaterra? Frío, frío. ¡Guinea ecuatorial!
Al margen de la brutal dictadura del Gobierno que encabeza su presidente Teodoro Obiang Ngema, condenada internacionalmente por su violación de los derechos humanos -que ya es dejar mucho al margen-, resulta que su equipo nacional es de lo peorcito planetariamente hablando. Vamos, una pachanga para el 16 de noviembre -cuando estaba previsto jugar ante Angola, que no es que tampoco sea muy fuerte, pero sí mucho mejor que Guinea- ante un rival flojísimo, al que entrena otro vasco como el máximo mandatario federativo, Andoni Goicoechea, en la que pocas conclusiones sacará Del Bosque.
Eso sin entrar en lo desprestigiada que está la Federación de la excolonia española, cuya selección ha sido sancionada por la FIFA, dándole por perdidos sus dos últimos partidos, ante Cabo Verde, por la trampa de alinear indebidamente a Emilio Nsue, de origen guineano pero que había jugado con La Roja sub'20, sin que éste renunciara -cual ha hecho Diego Costa con Brasil- Guinea pidiera autorización. Se supone que Guinea habrá pagado el caché de La Roja, la cantidad exigida por Villar, al que parece no preocuparle otra cosa. O sea,otra hazaña del eterno presidente de la RFEF.
